La expresión “Pipí Cucú” tiene un origen tan curioso como entrañable dentro de la cultura argentina. Se dice que nació en la década del 70, cuando el legendario boxeador Carlos Monzón, en una conferencia de prensa en París tras conquistar el título mundial, quiso agradecer a los periodistas franceses y, en lugar de decir “Merci beaucoup” (“muchas gracias”), pronunció algo similar a “Pipí Cucú”.
La confusión generó risas y simpatía, y no tardó en llegar a Argentina, donde el recordado humorista Alberto “El Negro” Olmedo la adoptó en sus sketches. Con su estilo inconfundible, Olmedo convirtió la frase en sinónimo de perfección, elegancia y simpatía.
Desde entonces, decir que algo es “Pipí Cucú” significa que está impecable, que salió perfecto, o que tiene ese toque especial que enamora.
En nuestra cafetería Pipí Cucú abrazamos ese espíritu: buscamos que cada medialuna, café o sonrisa sea exactamente eso — pipí cucú — un símbolo de calidad, calidez y alegría argentina en La Serena.